El ‘Elephante’ no olvida
Sonia Quintero

Se fué preñando cada día de amaneces tardíos, de anocheceres tempranos.
Testigo en lo alto, de lagrimas cálidas, de historias contadas a las noches…
Noches largas…
Para algunos noches violentas, de trabajo sin pago,
para otros de fiesta y caminatas sin luna.

Profunda mirada que atravesaba las avenidas,
donde viajeros despistados, viajeros perdidos creían encontrar la diosa fortuna,
la varita encantada que cambiara el color de la vida,
esa vida que se agota si no la usas.

Orejas enormes que escucharon cantos en mil lenguas,
escucharon aullidos y gritos…
Orejas enormes y caídas como la historia narrada por los improvisados amantes,
que se desahogaban debajo de su figura contenida.

Era un cuerpo preñado de sueños,
sueños de migrantes e inmigrantes, andariegos peregrinos
sueños que parirá un día, cuando la grúa infame inente la muerte y todos descubran asustados
que de sus entrañas emanan etrellas convertidas en galaxias eternas.

Estrellas que viven navegando entre dos mundos, dos tierras…un solo vientre,
el vientre del elefante que no olvida a los visitantes temporales,
los amantes casuales, los nostalgicos artistas, a los que se van para siempre.